La Federación Catalana de Talleres de Reparación de Automóviles e Industrias Afines (Fecatra) ha celebrado la última acción de la Agencia Tributaria que, bajo el nombre de “Operación Ballesta”, en la que ha registrado 60 desguaces pertenecientes a 45 empresas -más de 20 en Cataluña- para combatir las ventas ilegales de recambios en desguaces.
“Confiamos que esta actuación ayudará promocionar la pedagogía necesaria al usuario del vehículo, tan reclamada, sin éxito, desde hace años por Fecatra ante las administraciones competentes en consumo, tráfico, seguridad industrial y ayuntamientos”, declaran desde la Federación Catalana. Pero, aunque la operación se haya dirigido contra desguaces, la entidad afirma que, nuevamente, se señala al taller como el interesado en adquirir “en negro” el recambio usado. “Nada más lejos de la realidad jurídica”, defienden sus responsables.
Fecatra recuerda que el taller que instala el recambio es el garante legal del mismo frente al consumidor (un año el usado, dos el nuevo), aunque no sea el taller quien lo introduce en el mercado, y aunque la ley no le reconozca al taller garantía legal frente a quien se lo suministró, ni frente al fabricante. Asimismo, es el obligado legalmente frente al consumidor y la Administración, que, además, le puede sancionar a acreditar el origen del recambio, aunque la cadena de distribución y comercialización de ese recambio implique previamente a tres, cuatro y hasta cinco interventores.
Diferencia del ilegal y del irregular
“El único agente que se beneficia de la compraventa de un recambio usado en el mercado negro, aparte del propio vendedor del recambio, es el taller clandestino, que no existe para las administraciones”, destaca Fecatra. “Aquel que trabaja a puerta cerrada; que hoy está y mañana no; que puede esconderse de la reclamación del consumidor y de las inspecciones de oficio en base a censos y registros administrativos; así como de los Cuerpos de Seguridad del Estado que, para entrar en recintos no abiertos, al público necesitarán de orden judicial”.
“Taller clandestino es sustancialmente diferente del ilegal -el que ejerce su actividad en un local abierto al público sin legalizar- y del irregular -el que aún siendo legal comete alguna irregularidad administrativa-”, separación que desde Fecatra se ha venido reivindicando frente a las Administraciones Públicas, con el fin de “adecuar sus protocolos de actuación y planificar verdaderas acciones eficaces a la hora de luchar contra el fraude y la competencia desleal”.
“Es de sentido común, que de todos, el taller clandestino es el que más recursos públicos necesita para ser erradicado, y también es el que más perjuicio genera, al sector de la posventa primero, pero también al consumidor, al medio ambiente y a la seguridad industrial, laboral y vial”. Por este motivo, desde la Federación Catalana piden un mayor fomento de la información y concienciación del usuario, así como la unidad de las administraciones en la planificación de políticas decididas y diferenciadas contra el intrusismo y la competencia desleal en la posventa.
“Confiamos que esta actuación ayudará promocionar la pedagogía necesaria al usuario del vehículo, tan reclamada, sin éxito, desde hace años por Fecatra ante las administraciones competentes en consumo, tráfico, seguridad industrial y ayuntamientos”, declaran desde la Federación Catalana. Pero, aunque la operación se haya dirigido contra desguaces, la entidad afirma que, nuevamente, se señala al taller como el interesado en adquirir “en negro” el recambio usado. “Nada más lejos de la realidad jurídica”, defienden sus responsables.
Fecatra recuerda que el taller que instala el recambio es el garante legal del mismo frente al consumidor (un año el usado, dos el nuevo), aunque no sea el taller quien lo introduce en el mercado, y aunque la ley no le reconozca al taller garantía legal frente a quien se lo suministró, ni frente al fabricante. Asimismo, es el obligado legalmente frente al consumidor y la Administración, que, además, le puede sancionar a acreditar el origen del recambio, aunque la cadena de distribución y comercialización de ese recambio implique previamente a tres, cuatro y hasta cinco interventores.
Diferencia del ilegal y del irregular
“El único agente que se beneficia de la compraventa de un recambio usado en el mercado negro, aparte del propio vendedor del recambio, es el taller clandestino, que no existe para las administraciones”, destaca Fecatra. “Aquel que trabaja a puerta cerrada; que hoy está y mañana no; que puede esconderse de la reclamación del consumidor y de las inspecciones de oficio en base a censos y registros administrativos; así como de los Cuerpos de Seguridad del Estado que, para entrar en recintos no abiertos, al público necesitarán de orden judicial”.
“Taller clandestino es sustancialmente diferente del ilegal -el que ejerce su actividad en un local abierto al público sin legalizar- y del irregular -el que aún siendo legal comete alguna irregularidad administrativa-”, separación que desde Fecatra se ha venido reivindicando frente a las Administraciones Públicas, con el fin de “adecuar sus protocolos de actuación y planificar verdaderas acciones eficaces a la hora de luchar contra el fraude y la competencia desleal”.
“Es de sentido común, que de todos, el taller clandestino es el que más recursos públicos necesita para ser erradicado, y también es el que más perjuicio genera, al sector de la posventa primero, pero también al consumidor, al medio ambiente y a la seguridad industrial, laboral y vial”. Por este motivo, desde la Federación Catalana piden un mayor fomento de la información y concienciación del usuario, así como la unidad de las administraciones en la planificación de políticas decididas y diferenciadas contra el intrusismo y la competencia desleal en la posventa.
Fuente: Fecatra
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