Después de finalizar, hace unos días, la segunda operación especial del verano puesta en marcha por la DGT y tras conocer las cifras de siniestralidad, aprovechamos la ocasión para explicar la influencia del vehículo sobre los siniestros de tráfico. No cabe duda que su participación traducida en fallo mecánico, a la hora de saber qué ha ocurrido y por qué, puede recaer sobre el propio conductor o sobre la persona responsable del vehículo, es decir, el motivo que origina el incidente o conflicto puede estar motivado por un descuido en el mantenimiento del vehículo, falta de información sobre las medidas de seguridad activa y pasiva del vehículo, etcétera…
¿Me pueden sancionar por conducir mi vehículo en mal estado?
El siniestro de tráfico producido por fallo mecánico es aquél que se produce por causa ajena a la voluntad o pericia del conductor. Sin embargo, existen deficiencias en el mantenimiento del coche, por parte de su dueño, que pueden ser la antesala del fallo mecánico y, en consecuencia, pueden desembocar en siniestro como, por ejemplo, defectos en la dirección y amortiguación del vehículo, mal reglaje de los faros y luces, neumáticos defectuosos así como mal estado de la rueda de repuesto, irregularidades en los frenos, colocación incorrecta de la carga, circular sin la autorización o visto bueno del Ministerio de Industria tras una reforma de importancia del vehículo, etcétera…
El pasado mes, según la DGT, 10.700 conductores fueron denunciados por conducir su vehículo en mal estado de un total de 215.000 vehículos controlados tanto en vías urbanas como interurbanas. Además de las sanciones por incumplimiento sobre las revisiones periódicas como, por ejemplo, ITV caducada, desfavorable o negativa; están las relativas a las condiciones óptimas para poder circular y que son, precisamente, las que afectan a la seguridad vial como, por ejemplo, deficiente estado de los elementos de alumbrado y señalización, así como el mal estado de los neumáticos, siendo los casos más comunes: llevar la profundidad del dibujo de las ruedas por debajo del mínimo establecido (1,6 mm), tener un desgaste irregular debido a una mala suspensión o alineación incorrecta, y circular con una presión errónea.
¿Me pueden sancionar por conducir mi vehículo en mal estado?
El siniestro de tráfico producido por fallo mecánico es aquél que se produce por causa ajena a la voluntad o pericia del conductor. Sin embargo, existen deficiencias en el mantenimiento del coche, por parte de su dueño, que pueden ser la antesala del fallo mecánico y, en consecuencia, pueden desembocar en siniestro como, por ejemplo, defectos en la dirección y amortiguación del vehículo, mal reglaje de los faros y luces, neumáticos defectuosos así como mal estado de la rueda de repuesto, irregularidades en los frenos, colocación incorrecta de la carga, circular sin la autorización o visto bueno del Ministerio de Industria tras una reforma de importancia del vehículo, etcétera…
El pasado mes, según la DGT, 10.700 conductores fueron denunciados por conducir su vehículo en mal estado de un total de 215.000 vehículos controlados tanto en vías urbanas como interurbanas. Además de las sanciones por incumplimiento sobre las revisiones periódicas como, por ejemplo, ITV caducada, desfavorable o negativa; están las relativas a las condiciones óptimas para poder circular y que son, precisamente, las que afectan a la seguridad vial como, por ejemplo, deficiente estado de los elementos de alumbrado y señalización, así como el mal estado de los neumáticos, siendo los casos más comunes: llevar la profundidad del dibujo de las ruedas por debajo del mínimo establecido (1,6 mm), tener un desgaste irregular debido a una mala suspensión o alineación incorrecta, y circular con una presión errónea.
¿Cuándo se considera un fallo mecánico?
En ocasiones se producen siniestros de tráfico en los que el hombre no puede hacer nada por evitarlos como, por ejemplo, los incidentes ocasionados tras la intervención de la naturaleza (aparición de grietas en la calzada debido a corrimientos de tierras, inundaciones, riadas, desprendimientos de piedras, árboles u otros objetos sobre la calzada, etcétera…) y los producidos por la intervención de terceras personas de modo remoto e indirecto (dejar líquidos y obstáculos sobre la calzada, rotura de piezas mecánicas de forma imprevista, reventón de neumáticos por defecto de fábrica estando aparentemente en buen estado, etcétera…)
En ambos casos mencionados y por la forma de intervención no se consideraría fallo mecánico. No obstante, hay que tener en cuenta que un fallo mecánico puede llegar a ser influenciado por la intervención indirecta de otra persona si, por ejemplo, una pieza del vehículo que se cree se encuentra en buen estado y funciona correctamente se avería o se rompe súbitamente llegando a provocar un incidente. Por otro lado, no sería justo responsabilizar a terceras personas si, por ejemplo, se detecta una pérdida de líquido en el vehículo y no se lleva al taller.
En definitiva, de nada servirá que tengamos una buena recta por delante o una buena reacción al volante ante cualquier imprevisto de la circulación si, por ejemplo, la dirección de nuestro vehículo no está alineada, el estado de los frenos es deficiente o la presión de los neumáticos no es la correcta. De ahí, la importancia de realizar una buena revisión a nuestro coche con cierta periodicidad o en el momento de detectar alguna anomalía para evitar cualquier incidente o accidente en nuestros desplazamientos. Y dicho sea de paso, invertir tiempo y dinero en visitar un taller de mecánica especializado es mirar por nuestra propia vida y por los demás si hacemos uso de nuestras calles y carreteras. ¡No lo olvides!
Fuente: circulaseguro.com
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